Esta imagen corresponde a San Sebastián, perteneciente a la escultura renacentista española, es decir al siglo XVI. El autor de esta obra es Alonso Berruguete. Se ubica en el Museo Nacional de Valladolid. Además esta escultura pertenece a un retablo procedente del retablo de San Benito.
En cuanto al análisis, la obra se realiza con la técnica de la talla sobre madre policromada. Para realizar el proceso de policromado se recurre al encarnado, el cual consiste en cubrir las zonas desnudas en yeso antes de darle color. El tema iconográfico de la obra es religioso, el cual abordaban la mayor parte de las esculturas renacentistas, momento en el que san Sebastian se encuentra herido tras cinco flechazos. La obra representa un cuerpo con formas bastante alargadas y desproporcionadas, influencia del manierismo. Debido a las características propias del autor, obra se encuentra realizando una curva serpentinata sobre el tronco de un árbol, deformando así la figura y rompiendo con las tendencias propias del clasicismo, esta curva permite ver gran parte de los puntos de vista del cuerpo y crear una sensación de inestabilidad, saltándose las características del equilibrio. Lo representativo de la escultura, es la gran expresividad que representa, mediante la boca abierta y los ojos desencajados nos muestra un sentimiento de dolor. Tal expresividad la considera más importante frente a la belleza. Esta característica deriva del arte de Miguel Ángel. El autor, le da más importancia a la creación en sí, a su significado, más que si la idea está bien representada.
Alonso Berruguete, hijo del pintor Pedro Berruguete, nació en Palencia. En un primer momento estuvo en Italia, donde conoció a Bramante, entre otros. En su visita a Florencia pudo estudiar al completo los frescos de Masaccio y la escultura de Donatello. Tras volver a España y fracasar como pintor, se dedicó exclusivamente a la escultura, con la cual triunfó.
Otra obra de relevancia de Berruguete es El sacrificio de Isaac, en el que encontramos unas características similares, puesto que aplica las características propias del autor.
En cuanto a los autores coetáneos encontramos a Juan de Juni, aunque su escultura es bastante diferente a la de Berruguete, tratando los cuerpos de diferente manera, como representa en la obra del Entierro de Cristo.